21 ene 2010

35 poemas

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.
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LLEGADO EL MOMENTO


qué mejor forma
de esconder el arma homicida?

llevarla a una casa de antigüedades
y vendérsela al futuro sospechoso,
quien está perdido en una maraña
y su destino es
incierto.





















HASTA QUE


un soldado
harto del ruido de artillería
asoma su cabellera resplandeciente
por sobre
la trinchera
para gritar una humorada
a sus compañeros

algo así como:
“a ver si se dejan de joder, cagones!”

y un disparo
se atraviesa
entre su sonrisa
y el horizonte
limpiamente.













PLAY


cuando escuchamos un grito
es sólo eso.
pero la voz
se confunde
entre el asesinato

espejo de las ciudades

y el brillo de balas
nunca vistas.



















ENTONCES


ansiarías
chuparle a la vida
el último
gajo

como el hombre del desierto
desprotegido
toma
el jugo
de un limón.



















MÚSICA DE LA CIUDAD


Un walkman interno
minutos enfermos de un sonido las profundidades del
[océano.
Una novela corta
lágrimas
un puerto del espacio.
Una marea que no
vuelve
o el auto que no arranca
un día demasiado largo para ser cierto
un avión bailando con los árboles.

Estás mirando tus demasiado igual al mundo la tarde
[despejada.


“Por sesenta dólares conseguimos una camioneta rural.”













EUREKA


los humanos
siempre necesitan
tener
algo
en las manos

el sonido de los grillos

oscuridad reflejada
en un espejo


una barca se aleja de todo


un alpinista abandonó sus sueños

en la nieve.











FRONTERAS IGUALES A OJOS DISTINTOS


Acero azul
elefantes
que caminan sobre el techo de casa
tus labios apretados con fuerza
esta noche
que no se despide
pero se va
de
la ciudad

un circo acampa en las calles

los insectos peregrinan
tomados
de
la mano

palabras que huyen hacia los rincones
un grito de anestesia


defectos brillantes


hoy

tu ángel me guió
como
un
círculo
y muchos trenes que cortan el desierto
pero no unen la distancia

sino trenes

provincias ciegas

que nos vieron

pasar








DON DIEGO XXXXXXXXXXXXX (REVERSIÓN)


Don Diego se fue a Italia
Abandonando el calor de Calorifornia
A buscar una buena mujer
Y un par de hijos.
Don Diego partió desde América
Dejando atrás a dos de sus mejores amigos
Uno de ellos era sordo
El otro, no era nadie.
Se fue a Italia
Esperando encontrar el amor
Que no le había dado la noche tropical
Que no le había otorgado la justicia
Que no había ganado en ese pácman donde era Zorro
Y siempre quedaría alguien a quien salvar.
Se fue a Italia
No a la Italia donde la CIA revienta comunistas
No a la Italia de los techos de oro
No a la Italia del dialecto, la cultura, el folklore, la
[ignorancia
Se fue a una especie de coliseo cibernético
Asistido por caballos
Remolcados por un camión técnico-romano,
Gladiador que había muerto antes de la primavera.
En esa tierra se estableció Don Diego, dejando atrás su
[pasado
Intentando la gloria del anonimato
En donde cosechar un amor
Y un par de hijos,
Creo que eso ya lo dije.

Al llegar dijo Buenos días
Sólo que en italiano
Y Solo por que no había nadie más allí
Y el aeropuerto lanzaba miradas líneas blancas.

Dicen que halló un lugar seguro
Una baticueva mediterránea
Con tecnología de punta
Que le hacía poner los pelos del afinado bigotito
Alertas a cualquier cambio del Estado
O de los climas.
Así fue que se casó
Y como ya saben tuvo 2 crías.
El tiempo transcurre
Como siguen las cosas que suelen seguir
Y el invierno calorífico lo inquietó
Y recordó la injusticia
De un lenguaje que no existe
Pero jamás debió ser destruido
Y sintió el deseo ilógico
De buscar más.
De modo que tuvo más mujeres
Y mientras le hacían una turca en un sofá de Florencia
Vio nítidamente a Bernardo nítidamente
Su fiel amigo
Implorándole a Dios
Algo más que el estar del lado de los buenos
Algo más que la conciencia mínima de saber lo que hacía
Algo más que saber que la culpa es algo primitivo y
[superable
Y así fue, conoció a Melany
Cuya lengua era sutil
Y mucho más sus movimientos.
Pero él tenía hijos
Muy cuidados los dos – liberados
Uno llamábase Don
El otro, Diego,
Claro que había sido un hombre noble
Pero de imaginación escasa
—El Zorro es astuto
Pero lo cazan.
Solía decir su mujer tana
Mientras lo esperaba con la cena servida
Conciente de las justas hazañas de su marido
Pero no de las justas preñadas
Que se multiplicaban
Como renacuajos o estrellas.

Su vida siguió fiel
A la Melany de la sutileza
Y al honor de un pasado seguro
El matrimonio perfecto
Y la variedad del azar…
Porque, como decía Don:
“Todos los mitos se olvidan”
Y “en especial los que son escuchados por sordos”
Le respondía Diego
Mientras un zorro chino se quemaba
Jugando con el fuego
Que invadía las sillas y los patios






DIFERENCIA O SEMEJANZA


Yo no tengo
Nada que ver con el Chino
Al que le pegaron 3 tiros
Justo antes
De juntar las 60 lucas
Para el terreno
Que quería.
Pero a su vez
Tengo
Más que ver con el Chino
Que con el resto
De este
Mundo.







VAYVÉN


cada tantos días semanas meses años
un amigo
suele decir
“se terminó el amor”
hablando de su novia.

cada tantos otros días
dice:
“volvió el amor”.

pasado
un tiempo
una vez me ocurrió lo mismo.
“se terminó el amor”
dije, medio en tono de chiste
medio serio.

luego
otras veces
también decía: “volvió el amor”
o algo parecido.
y parece un curioso vaivén,
cómo
va
y viene el amor
mientras uno sigue acá parado.



CACTUS HOTEL


Hotel Cactus nos llamó
Aunque nosotros
Nunca lo escuchamos,
Creo que fue una mañana de 2007
Sólo que allí
No corrían los años
Sino
Apenas
Pinchazos
Espinas de sol
Calor
Muñecos que caben en un dedo
Pero pasean por todos
Viento frío
Y una plaza de otro país.

Bajo esa glorieta
Inspiración loca de astillero
Fueron
Mar
Las posibilidades
Conversación
Un río
Que los recorre
A todos.

Allá
Tomamos café

Cerveza
Recorrimos los escasos puestos de feria
Tratamos de llegar a los bordes
Las vías del tren
Paredes
Prefabricadas
Para
Olvidar.

Hotel Cactus
Una pelea en la ducha
Un desayuno
Dos camas
Y el desierto.

Almorzamos tarde en un bar
Sobre la calle que hacía de estación,
Coca-Cola
Extrañas milanesas
Paisanos
2 cómplices
Un arreglo
Incertidumbre
Valor.

Una isla
Un amor para turistas y cinéfilos
Un viaje
Una goma pinchada
Sonrisas,
Secretos eternos
En el asiento
De
Atrás.




CON LA PUNTA


Miré en dirección opuesta
Y a través del río vi una ventana
Y sobre ella una figura femenina.
Pero estaba equivocado.
Allí no había tal ventana
Ni,
Por supuesto,
Una mujer cualquiera.





















ELLA


Ella duerme acostada
en ropa interior
supongo que sueña porque
veo
sus ojos moviéndose
bajo los párpados cerrados
como si estuviese
esperando algo
o
suplicara.
Tiene la boca abierta
sólo un poco
y no puedo evitar
verla
mientras fumo
y la luz está encendida
y los ruidos se fabrican en las calles
asustándola
a veces.
Y pienso que
me quedaría horas
viendo su
cuerpo
esa música silenciosa
y terrible que
no voy a probar
otra vez
algún
día.
Entonces ella abre los ojos
y por un momento me
ve
mirándola.
Pero de pronto los cierra
y sigue dormida.
Me pregunto si
yo también
abro los
ojos
mientras duermo
cuando terminó la noche
y aunque la luz está encendida
no
veo
nada.



LÁGRIMAS DE AUTOPISTA


Un chico de suerte en la oscuridad del camino.

Imitaciones del futuro
un oráculo
descubre una... dos...
tres gotas de tres idiomas diferentes.
Mezcladas suave
zanja
mirar en arco iris.
Mensajes eléctricos de hola y adiós al techo de las
[fábricas.
Cambios de lugar
instantáneos saltos de caballo
de una mente a
otra.
Cielo vacío.

Frente a los ojos
una niñita un halcón junta sus manos
sostiene el edificio,
un precipicio al revés.
Escucha
el latido verde
las estrellas digitales.

Vivimos en el brillo subterráneo
rocas preciosas escondidas
bajo párpados nunca abiertos.
Estamos allí
por el gusto interior de la tierra
y las heridas de las historias sin heridas.

Tantas veces sube niebla la ciudad
estás casi muerta.
Y veo tu cuerpo
lleno
de caídas y salidas del sol.












VIAJE


Habitaciones cerradas
sin nosotros

3 hombres cuidan la plaza mayor
aquí y allá
los chicos se reúnen
sobre monumentos
del futuro
una cabeza dirige el aeroplano
y despega al
estrellar

El arroyo Los Perros
duerme
bajo estrellas cotidianas
y la cuerda
entre los dos
se tensa
hasta ser sólo un hilo

Por la autopista
nuestro viento se aleja
una patinadora
con
cintas atadas al aire.




UNA VISITA


“una bolsa hacia fuera”
Jackie & Ariel


doblando la vuelta de la esquina

entre 15 destinos diferentes

hoy

los viejos poetas surrealistas

pasaron a visitarme

y a tomar mate conmigo.

Salud Bretón! Grité a uno de ellos, tendiéndole la mano.
El aludido ensayó una cara tonal
que decía franqueza y respondió:

André no vino, tiene gripe aviar.
Mi nombre es Philippe.
Ah! Disculpe! Contesté. Nunca vi
fotografía suya… es tan difícil conseguir
“Los campos magnéticos”…

Soupault me miró triste mientras
los otros surrealistas
a sus espaldas
hacían travesuras, cargaban arcabuces
con fichas de rompecabezas
risueños músicos de jazz
charlando por lo bajo
como si hablaran solos, o con su propio
fantasma.
Como buen camarada los invité a sentarse
conmigo sobre un gigante reloj de arena
que estaba acostado como para detener
el tiempo sin embargo la arena
fluía.
Les convidé un mate y rompí el hielo:
bueno, bueno… Cómo anda Artaud, che!?
parece que contamos con bajas el día de la
fecha.
Soupault parecía demasiado afligido para
responderme, se lo veía abstraído
dándole formas diversas al aire.
Entre los presentes se contaban Jaques Prevert, Hans Arp,
[Gerard Legrand,
Roger Vitrac, Max Ernst, Isidore Ducasse, Maurice
[Blanchard,
Robert Desnos
todos típicos nombres surrealistas
si bien el que se adelantó fue el desaparecido
Gui Rosey
quien estaba unido por una cadena a un pavo
real. Rosey habló: “Artaud está de viaje,
últimamente fallan sus brujerías. Mire lo
que hizo con Apollinaire… lo apolilló,
lo convirtió en una gallina!”
Y señaló al pavo, quien, recién me
percataba, tenía puestas unas gafas diminutas
con las que intentaba descifrar la escritura
que aparentemente se escondía
entre los eslabones de la cadena.
Mientras los mates fluían vi al conde
Lautremont intentar algo desagradable en
la unión libre de un perro y un fibrón.
Vi a Eluard comiendo pulpo a la gallega
y tomarse un virúlo al mismo tiempo.
Allí estaba tb. Aragón, el mejor vestido de todos, sin
[dudas,
ostentaba una túnica llena de adornos de plata
y una minifalda. Alisando sus
pliegues y bebiendo una taza de té imaginaria
rechazó mi mate y me confió:
“hace años que no encuentro mi avioneta.
Juro que la dejé sobre el aparador”.
Solemnemente prosiguió:
“preferiría soltar este pez
y que me haga compañía” dijo y bebió otro
sorbo de su mágica infusión inmaterial.

En algún momento el surrealista negro (Aime Cesaire) rompió el reloj de arena con un gran mazo, o
chipote rojo, haciendo saltar en mil pedazos
el vidrio del reloj y dando lugar a
un gran arenero o + bien una playa
donde los surrealistas empezaron de
inmediato a construir naipes hechos de
castillos, a medida que se cortaban los dedos con
los minúsculos vidrios…

Cuánta praxis vital! Me dije y
tratando de ser buen anfitrión repartí
curitas para todos y diversos álbumes
de Charly García para paliar el dolor.
Los surrealistas, que a este momento
se hallaban formando una pirámide
humana, variaban sus edades entre ellos
pasando de niños altos con blancos bigotes
a viejos ágiles, enanos y albinos, cambiaban de sexo
y de color (aunque preferían la piel verde o
con manchas azules en cuyo centro
siembre había un dardo clavado
con precisión).
No dejaban de afeitarse los unos a los otros
mientras sus patillas se
empeñaban en crecerles en la suela de
los pies o a salirles chiva en la
punta de las manos.
Los niños viejos se divertían y lloraban
lágrimas de mate, babeando whisky
se mecían en el aire sobre hamacas invisibles
y se empeñaban hasta el hartazgo en
cambiarle de nombre a mi barrio
como si se tratara de los pañales de
un bebe sucio y desprolijo.

Y más allá de la playa, el
mar se ataba con gruesas sogas a una
tormenta pasajera que amenazaba con
llevárselo para siempre como un globo
aerostático que huye hacia el
espacio.

Era de tarde, pero de un punto indefinido del cielo
se infiltró una franja de noche y a través
de ella una embarcación comandada
x dementes, servidos x psiquiatras que
trapeaban la bodega con desgano hasta hacerla
relucir. La gran nave empezó a achicarse
a medida que se acercaba.

Cuando llegó a la orilla no era más que un
grano de arroz tallado x un hábil artesano:
el mismísimo Joan Miró, quien al salir
x una escotilla brillante recobró su tamaño
natural. Del bolsillo de su gabán extrajo
una cajita de música de la que emergió Tristán
acompañado por Tzara, rodeado de odaliscas y uno que
[otro oriental
de la banda.

Tristán abrió la boca y Tzara puso la
voz. Ésta iba saliendo en forma de burbujas
que emitían las palabras al explotar
y decían por ejemplo: “plop-sexo”, “clip-drogas”
“glup-rockanrol”. Los demás
surrealistas y yo lo observábamos con una
mezcla en iguales partes de curiosidad y desdén,
apoyados como estábamos sobre un sofá cama
hecho de camisas de fuerza destrozadas.
Tristán se aclaró la garganta. Tzara escupió.
Ambos se abrazaron y se apretaron fuerte hasta
convertirse en uno de aquellos seres griegos de 4
patas y 4 brazos, lo que se dice “el ideal del amor”.

Tristán Tzara unificado aspiró gran porción
de viento y desplegando el mundo
hacia fuera como una interminable lengua
desenrollándose, urdió esta historia:





ALLÁ ARRIBA

a Pablo Guallar


Al principio no había
Casi nada
Pero después
No sabría decir cuándo
Teníamos una habitación allá arriba.
Cruzada por las luces y
Las sombras de esas luces,
Llena de discos
Botellas vacías
Y hasta una escalera peligrosa
En la que nadie cayó.
Y había libros
Muchos libros ahí adentro
Y fotos
Algunas importantes
Y otras no
Y una tele rota
Y unos cuantos papeles
Que de tanto
Verlos
Ya te devolvían la mirada.

pero esto
siempre es otro lugar
otra habitación del planeta o del espacio
un número provisorio
algo extraño y parecido.
y ahora da la casualidad de
que esa parte de arriba ya no existe
y esa casa
no nos pertenece
y según dicen nunca nos perteneció
pero si fuera posible
volvería a la ciudad
a cualquier
ciudad
y tomaría un taxi
un auto ni muy viejo
ni muy nuevo
pero que no falle –no mucho–
y que nos suba
hasta allá
arriba
otra vez.




ENTRE RÍOS


Aquella mañana
de inmediato supo
que no iba a ser un gran día.
Tal vez
por un mal sueño
una presunción
que confirmaba el café derramado
por su esposa
y cierta noticia de la radio.
Y decidió que no iría a trabajar
así
con naturalidad
besó a su mujer
puso en marcha el auto
y salió solo.
Condujo
hasta llegar a la orilla del río
y estacionó el coche bajo unos árboles.
Desde ahí veía al tipo que alquilaba los botes
el muelle
y por supuesto el río
y más lejos unas montañas.
Entonces echó atrás su asiento
-dándose espacio-
puso el parasol
y quiso reflexionar
responderse de algún modo
qué lo había llevado hasta allí
además del clima fresco
y soleado.
Trató de adivinar
qué era
lo que andaba mal
y pensó en el trabajo
en un descapotable precioso que había vendido
pero no era eso
y pensó en las pesadillas
pero eso tampoco
y pensó en un montón de viejos que fumaban
[incesantemente
en el interior de un cine barato
y aunque esto lo inquietó
fue más allá todavía
y pensó en su esposa.
Entonces prendió un cigarrillo
y mientras fumaba
le pareció ver
que el tipo de los botes
le hacía una seña
como saludándolo
o como si tratara de comunicarle
las cualidades de sus botes
o como si lo conociera.
Miró a sus espaldas para ver si había alguien más
y el sol lo cegó.
Cuando volvió la vista,
el tipo de los botes
miraba hacia el río.
Lo observó recostándose sobre un bote roto
y
antes de darse cuenta
en una especie de contagio
se quedó dormido.

Cuando despertó era más de mediodía
y el cielo estaba nublado.
Quizás por eso
recordó que había tenido un sueño relleno de humo
en el que los viejos fumadores cruzaban el río
arriba de un bote largo
que
aún roto
no se hundía.
Después se largaba a llover
pero los cigarros
de los viejos
seguían encendidos.
Y de alguna extraña manera
a él le pareció que el sueño
no hacía otra cosa
que confirmar su presentimiento
si bien no llegaba
a descifrar todo el misterio,
y aunque sintió que por aquel día
había ido muy lejos
bajó del auto
habló con el tipo de los botes
y se subió en uno y remó casi hasta la otra orilla
pero no tuvo deseos de bajar
y tiró el ancla
y se recostó.
Casualmente, ahora también observaba en dirección
al tipo de los botes
quien apenas tenía el tamaño de un mosquito
que agitaba sus antenas
haciendo gestos ridículos
como si tratara, pensó él, de revelarle alguna pista
algún detalle
el punto de la investigación
donde se había perdido.
Cuando parecía a punto de conseguirlo
el mosquito pareció cansarse
y desapareció
dando lugar a una sensación
de vacío.
Entonces intentó pensar en algo rápido
para distraerse
y contó los pocos autos que había vendido en el mes
y contó las nubes
y se interesó por saber
qué estaría haciendo su esposa en ese instante
pero antes de llegar
a una respuesta
volvió a quedarse dormido.

Horas más tarde
al anochecer
un desconocido que paseaba por la orilla
vio al hombre regresando solo
en un bote
desde el centro del río
sin caña de pescar
ni aspecto de pescador.
Entonces, en un acto casi automático
el desconocido sacó una foto de su bolsillo:
en ella se apreciaba un auto nuevo estacionado en el
[desierto
y en su interior
una mujer joven
que sonreiría para siempre hacia otra parte.
Y mientras la veía
el desconocido se preguntó
entre otras cosas
cuál era la historia y de dónde vendría el hombre del bote
sobre todo en una noche como aquella,
fuera de temporada.














LA NOCHE CELTA EN BRASIL


“magia que enciende desde el hielo”


I

Era un joven druida
y la tierra
crujiente
con insectos antiguos
que no hacían diferencia de las piedras.
Un calor como tormenta de otras latitudes
venía a una ciudad primitiva
ahí
donde los brujos no inventaron magia.

Eddie cruzó la frontera cerca de los dientes.
No tuvo tiempo de mover los dedos.
O de alzar las manos.
Nada que hiciera posible
alguno de sus trucos.

Allí tal vez el cielo
se lo hubiera tragado un animal.

Pensó en las islas frías
del norte.
Pero estas orillas
se congelan
en el mar
sólo como lo hacen los satélites.
Ruinas que se construyen como ciudades del futuro.
Y ni el mejor hechizo
parece funcionar
tan lejos de los polos.



II

“Pero hay un día
en que las noches del mundo se confunden
y llega
la noche celta a Brasil”
Quizás fue
en una de éstas
que el viento se soltó del campo.
Las hojas de la selva se derritieron en hielo
y después de esperar siempre
esa señal
Eddie
consiguió recordar hacia adelante.




UN DÍA BIEN APROVECHADO


Salió de casa
con ganas de manejar
un rato escuchando música en compañía
pero sin
hablar.
Supongamos que levantó a alguien
que hacía dedo
en la autopista hacia Luján.
Y da la casualidad
que ella no dice nada
y él piensa
entonces “yo sería el camionero parco”
y vos “una muda del asfalto”
e iríamos bajo los puentes en silencio
escuchando una canción elegida
compartiendo poco,
soledad como una sombra
chica
que se proyecta sobre otra mayor
y no se llega
a ver.







SCI-FI


patio universitario en Resistencia
fiesta boliviana en Crovara

caminar solo unas cuadras hasta el kiosco
ir en taxi
a buscar comida
en ciudad desierta

llevar la droga de la delegación
ser joven y viejo
convidar música de hotel
crear mitos

viajar al sur
muy temprano
por la mañana de lo nuevo

y extrañarte
como eras.









UNA NOVIA PARA CHARLY


“…busco la pre-suicida…
…que me haga compañía…”

Ella
debe ser
una poca de mar
del Pacifico Sur.

Debe
olvidarse el último segundo,
aunque sea
una
chispa de oscuridad.

Una novia para Charly
o los ojos de mil vietnamitas
bajo el hielo de Alaska.

Ella
debe ser
una poca arriba
de todas las cosas.
Y algo mejor
que brillo en los tesoros.

Debe
juntar esas partes que dejó
en carreteras
de este
u otro mundo.

Una novia para Charly
suena todavía.

Es la canción de las radios apagadas.













PERRO-PEZ


Sé que entonces
hicimos ese viaje,
estoy seguro.
Recuerdo que la mitad del auto
estaba llena de agua
y la otra
llena de caminos.
Algunos eran cortos
otros interminables
pero allí, entre dos cactus que se miraban como
[boxeadores
en mi espejo retrovisor,
yo veía al perro-pez
chapoteando.
Y por supuesto a mi lado estaba Ruth
siempre deseable como el primer kilómetro
y el placer de un viaje
para llegar a lugares ciclotímicos
en donde después de todo
siempre había
alguien
o algo para ser descubierto
o redescubierto,
lo mismo que el perro-pez,
haciendo la plancha y mirando, a través del techo abierto
[de mi Fiat 128,
el cielo
nada más
sin imaginarse a dónde lo llevábamos
ni con qué propósitos
pero confiando
de puro perro
o de puro pez
que era.
Y entonces yo decía cualquier cosa
porque para algo me drogaba
y Ruth me respondía sí a casi todo,
lo que en una morena
es algo maravilloso,
alentando todo tipo de ideas que se calentaban
bajo el sol
tanto que parecían chicharrones.
Y si hacía calor
no nos importaba porque de día
el perro pez nos refrescaba con sus coletazos
aunque de noche, hay que decirlo, nos moríamos
de frío
e imaginábamos bares
puertas bajas
tablas de surf que emergían en pleno desierto.

Todo a la intemperie.

Todo hasta que en algún momento del viaje
Ruth señaló al frente y recién entonces
pude ver un gran pedazo de agua
que se movía
en caos
y que
no era otra cosa
que el mismísimo océano.

Creo que, cuando llegamos, era mediodía.




NIPPUR DE LAGASH

a Nicolás “el niño” Ponte


Mandé las pesadillas
chuparme un huevo
y a las enfermedades
energía sanadora.
Mi mano derecha
es un martillo.
Necesario
áspero
satisfecho
sólido.
Fuerza solitaria contra todas las cosas
a favor de algo subalterno
a favor del sí mismo oculto.
Mandé al miedo
con libertad
me fui
y volví
sin viajes.

Plenamente confío.
Puedo empujar un auto hasta arrancarlo.








SALUTACIÓN REVISITADA


Sin más aliado verdadero
que todas las cosas
el viejo deambula
por la casa americana
entre los
restos
de una fiesta
lilas
y fantasmas.
las multitudes se
santifican por su
voz
y la vulgaridad
es maravilla
y Lincoln muere
atragantado entre elogios
cada mediodía…
pero el hechicero
sabe meter su brazo
a través de la garganta
de aquel hombre
y acomodarle los órganos
con caricias de otro tiempo.
un viento antiguo llega
estos días
cuando casi todos los camaradas han desaparecido
pero el hechicero
sabe reír como un patán y revivirlos
como crece y sigue
creciendo la hierba.
viejo amigo de otros siglos
yo un poeta del
futuro inconstante
no haré comercio
contigo
sólo te abrazaré y
hablaremos hasta
que todas las noches
no terminen y
te convidaré una
línea de magia
para desclavar el
tenedor
de tu paladar.
¡magnifico holgazán!
como Fernando “el múltiple”
vuelvo a saludarte:
tu alegría infinita
a veces me da asco
pero de esa repulsión
en el fondo
me alegro.








SALISTE DE MIDLAND


Haciendo eses en el mapa de La Luna
el camino fue fácil
esquivando
pájaros
dormidos en la ruta
zigzag alrededor de olvidar o creer en sueños
pistas de aterrizaje
que aprendían
a parpadear como vos
a guiar
a los barcos
hacia tesoros depresivos.
Saliste de Midland
pero
cada tanto recordás algo de ese pueblo
como un error digital.

Un cero o un uno de más
en tu cabeza
los suburbios de niebla celeste de la ciudad
una caricia de música mojada
algo así
espinas eléctricas que se pueden cortar y olvidar
como el último pueblo
y el latido del campo atrás del brillo
de
este planeta roto.




LO QUE EL IMPULSO ELECTRÓNICO DIJO


La niebla no ascendió
a lo más alto de las ciudades
sombra sobre una piedra blanca
si hubiera una roca
no agua
ni humedad
una piedra seca
no una alucinación desierta
ni el zumbido de los refrigeradores
un ataque exterior del espacio
agua
tierra mojada
no espero saber todo sobre el arte de los barcos
una roca
una roca seca
ni humedad
ni otro santo
mirando con ojos de niebla distorsionada por el punk
si hubiera
piedra
y no agua
sos el doble de tu esqueleto
pero
dormís contenta
se te nota
como si tu respiración anhelara algo
tus sueños
la subida de cejas delineadas
como la curva del mundo
sobre los ojos
desde la luz de la calle
hasta la cama
tus piernas
una pradera
santa
palabras sobre palabras en éxtasis
el ladrido de un motor
el ruido de un perro
drogas suaves
estás
dormida.







VOZ DE LA CAPITAL


En la estación
Un viejo loco quiere suicidarse.
Dos policías lo sacan del camino del tren.
El viejo se va.
Vuelve
Hablando insultando
Los policías lo miran se ríen.
Alguien más lo mira.
El viejo tiene un perro.
El perro ladra a los policías.
El viejo se aleja por la calle intenta suicidarse con los
[autos.
Los policías quedan en la estación de tren.
El perro lo sigue
De cerca.
El vago camina tambaleándose
Y
Aún en pie
Llega al final de otra calle.





*




LA CAFETERÍA DE PHIL




POP MUSIC


“Un agujero dentro de un agujero”


Ya estoy muerto.
Fueron cuatro balazos a menos de tres metros.
Una exageración, dirán.
Pienso lo mismo.
Pero después de todo
Nada cambió
Mucho
Ni siquiera soy un miserable fantasma.
Y creo que luego de los disparos
Me quedé dormido
O algo así.
Cuando desperté
Salí a la calle
Y vi a las mismas personas.
¿Cómo estás? Me preguntaron algunas de ellas.
Bien, creo que mejor, les contestaba.
¿Mejor que qué? Insistían a veces.
Pero yo no sabía decirles.
Aunque en verdad
Podía notar algún cambio concreto
Estaba muerto
A fin de cuentas.
Lo único que noté
Al cabo de unos días
Fue que seguía moviéndome ok
Gracias a algún milagro equivocado
Y me sentía un poco
Triste
Y algo más tranquilo, también.
Lamento desilusionar
Pero no vi ninguna luz
Nada de voces
Susurrando mi nombre
Ni ángeles
Ni infierno
Nada especial
Y eso sí
Aún seguía toda la misma mierda.

Pero de vez en cuando
Pasaba por la cafetería de Phil
Y él me servía unos tragos.
Sólo era como un rockanrol.
Iba siempre para adelante.
Sin sutilezas.












HEAVY METAL


“Incluso los fantasmas tienen su estilo.”
Stephen Dunn


Está esa historia
De la cafetería de Phil que
Tal vez no haya existido jamás
Pero que yo frecuenté durante años
Hace algún tiempo.
Allí conocí a Sabrina,
Ella tenía trece años y
Era la hija de un baterista de heavy
Que siempre rondaba el
Local
Ciertas noches numerosas.
La cafetería estaba sobre la ruta
A pocos kilómetros de
La ciudad
Pero alejada
De algún modo,
Y no sé en qué forma
Se las ingeniaba Sabrina
Para llegar hasta aquel lugar
Donde su padre, el baterista,
Los demás vagos,
Yo,
Y por último Phil,
Nos dedicábamos a beber
Mientras pasaba el tiempo
O pasábamos nosotros
Y el tiempo
Se detenía
A beber, posiblemente.
Sin embargo, Sabrina se arreglaba
Para llegar hasta allí
En bicicleta,
Atravesando la ruta a oscuras
Rodeándose de camiones que
Le tocaban bocina
O la rebasaban lentamente
Y en silencio.
Y una noche
No sé cómo
Nos hicimos amigos.
Desde entonces
Siempre jugábamos a las cartas
Y luego salíamos a ver las estrellas
A dispararle a las estrellas
Desde un sillón roto
De rombos azules espaciados
Entre nosotros
Y el resto de los lugares,
O puede
Que más bien ella las mirara
Y yo sólo viera la ruta
Muerto de frío,
Y nos quedábamos un rato ahí
Y de pronto ella decía que no estaban tan lejos
Y yo terminaba mi cigarrillo
Y al volver adentro
Ponía una de Elliot Smith en la rockola
Y mientras
Los heavys protestaban
Phil nos invitaba un trago
O dos.
Y durante aquella temporada
La cafetería se llenaba de voces
De extranjeros o simples desconocidos
Que parecía inventar la ruta
Hombres cansados
Vestidos con ropas de otra época,
Jugadores de béisbol sin hogar,
Camioneras tristes
Que sólo eran bien recibidas en la cafetería,
Algunos vendedores de espejos,
Y también varios músicos heavy
Desconocidos casi famosos
O casi fantasmas
Pero en verdad
Todos
Viejos amigos de Phil,
Atraídos por un imán ingenuo
O arbitrario.
Todo mejoraba
Con esa pequeña rubia
Y hasta la salud siempre desecha
Del padre de Sabrina
Empezó a recuperarse
Como si ella fuera el riff
Que él
Y los demás necesitaban.
Pero
Un día de esos
Recibí una llamada y
Tuve que viajar muy lejos de la cafetería
De Sabrina
Pero no de Phil,
Que está en todas partes,
Y solía soñar en la pequeña habitación de un hotel
[europeo
Que viajaba en un camión adormecido
O en muchos camiones somnolientos
Avanzando en filas
Como un cardumen misterioso
Que siempre iba a parar a ese local
Donde se escuchaba una tonada heavy
Electrizando
A una pequeña rubia.
Años más tarde
Hubo otra llamada
Y otro avión
Pero esta vez a Sudamérica
Confirmando que todo viaje
Esconde un espejismo.
Así que regresé a la cafetería
Y todo parecía seguir
Igual
Sólo que Phil ya no estaba
O al menos no podíamos verlo.
Cierta noche calurosa
Me encontré al padre de Sabrina, el viejo heavy,
Y le pregunté qué había sido de
Ella.
Él me observó un rato hasta reconocerme.
Dijo que Sabrina estaba casada y
Tenía mellizos y que
Vivía en una linda casita
De la ciudad.
Le agradecí y lo palmeé en la espalda.
Parecía muy débil.
Pedí un Tom Collins
Y me dije que no le creía nada
Que Sabrina no estaba en esta ciudad
Ni en ninguna otra
Y aunque nunca supe dónde
Se había marchado
Imaginé
Que a ella
Debieron llevársela

Los extraterrestres.










PUNK ROCK


No recuerdo nada
Antes de eso
-Contestó Phil-
Ni tengo por qué recordarlo
Siempre fue un local fantasmagórico, Según hablan,
Era algo parecido a los escenarios de cine,
Decorados
De pueblos desiertos,
-Dijo Phil mientras alcanzaba uno de sus Tragos-
Y estuvo un buen par de años cerrado,
Entonces ocurría con frecuencia que un camionero,
Cualquiera,
Va conduciendo indiferentemente por el mapa
[sudamericano
Envuelto en una niebla absurda, sin sentido,
Y casi contradictoria,
Sin prestarle atención
Logra ver
Como una foto corrida
El frente del local,
O sea
La cafetería,
El mismo lugar donde estamos parados ahora.

Yo no participaba en la conversación Y ni siquiera veía a
[Phil,
Bien podría haber escuchado esto en una grabadora
En un departamento
En Nueva York
El West Side, por decir algo,
Un tercer piso a unas cuadras de Central Park,
Y podría ser un detective
Y cambiar mi nombre
O algo por el estilo,
También podría ser
Que lo haya escuchado todo
Desde el baño
Mientras en la TV pasaban un ciclo
De cortos baratos
Sobre bares
De la ruta,
Sobre bares abandonados
Como si alguien los hubiera dejado ahí
Después de una parada involuntaria
Y hubiera seguido su camino,
Pero supongamos que
Yo entonces tenía trece años y
Escuché esa conversación hace mucho
Tanto tiempo,
Cuando la cafetería y Phil estaban
O al menos podíamos verlos,
Y que hasta llegué a observar con claridad
El rostro cansado (y el cigarrillo encendido)
Del joven que hablaba con Phil,
Y se notaba que las cosas
No le habían salido del todo bien
Últimamente
Pero algo lo animaba,
Una pura obstinación
Sin ideas ni futuro
Y tal vez sin camino de regreso, Es imposible saber, Y le
[hacía preguntas del tipo de
¿Hasta cuando pensás seguir Phil?
Como si lo conociera de toda la vida
O se preocupara demasiado
Y le pareciera poco bueno
Que Phil hiciera esto
Curtis
Conlazo
O lo otro...
Yo estaría entonces, por decir algo,
De espaldas a ellos
Y no llegaba A verlo a Phil
Detrás de la barra,
Y aunque el rostro del desconocido
Se reflejaba aún en el multicolor espejito boliviano
Que era mi “ventana siniestra”,
Como le decían todos,
Ya no podía oírlo
La banda empezó a tocar,
Avanzaba el
Punk
Sólo punk cuadrado
Para espantar o despedir
Un pequeño silencio.




GRUNGE


Ha estado lloviendo todo el día
Mientras que para él
Da lo mismo.
Vemos el barco
Balanceándose como un cuchillo
En el puerto.
¿Es él un hombre sobre la cubierta de ese barco
O simplemente
Lo ve
Desde la ventana del hotel?

Una mujer fuma un cigarrillo en
[una habitación cerrada.
Piensa, o quizás
No.
La habitación está en París, Y en
[Suiza,
Y en Tijuana.
El cigarrillo se aplasta contra un
[cenicero de vidrio
Y ella
No está llorando.

Cerca de la noche
Ha dejado de
Llover.
Deberíamos decir que fue un hombre vivo
Y un boxeador pasable
Que estuvo salvado por un tiempo
Y que lo perdió casi todo
Un turista con tantos problemas como cualquiera ¿No?
Entonces
Inevitablemente
Sin querer Lo vemos Atravesando el país
En una casa rodante
Casi amarilla
Como un grupo de voces
En una pequeña ciudad.
Echemos un vistazo otra vez a esa fotografía:
Sólo
Un tipo alto
A orillas de un río prehistórico.

Tal vez
Ella quiera imaginarlo
Equivocadamente
Estacionado al borde de
Una playa
Con los faros delanteros
[prendidos
(Aunque es de día)
Y la ventana abierta
Como un espejo.
Entonces ella sonríe
Una mueca indecisa.

Y De algún modo
Creemos que esperó
Sentado junto al teléfono
Durante meses
O años.
Y creemos también
Aunque no podamos explicarlo
Que del otro lado de la línea
Era él quien llamaba.

Ella sabe que es el final
U otro principio semejante.
Abre la puerta y camina por un
[pasillo largo
Dejando todo atrás
(Aunque el humo la sigue)
Como un auto
Que arranca lentamente
Y sin proponérselo
Toma distancia
Hasta perderse de vista.

Quizás lo comprendamos mejor
En el futuro.
Esta noche
Vemos que una radio
De las calles
Pasa música extraña.
¿El hombre de la fotografía está huyendo?
¿De que huye?
¿De una mujer?
Supongamos
Que un teléfono suena
Varias veces
Y el hombre atiende.
En cierto momento
Acaso
Alguien mencione eventualmente la palabra “cafetería”.

En unos días estoy allá,
Tengo un último asunto que resolver,
(Se) Dice Phil
Y cuelga.


En ese entonces
Nuestro lugar
Aún no era nada
Si bien en realidad no lo sabemos
Ni eso
Ni ninguna otra cosa
Pero
Qué importa
Creo que algunas veces renunciamos
A todo.



OK, La historia podría empezar así.











LA ROCKOLA DE PHIL


“Aún puedo escuchar
las antiguas voces de la cafetería”


Ya no había
Nadie
En el local.
Sólo quedaba ese hombre
Que nunca supimos quién
Era
Ni de dónde provenía.
Sin hablar con ninguno
Ni siquiera con
Phil
El tipo llegó, Según decían,
Apenas la cafetería estuvo Abierta
Aquella mañana
Y empezó a beber
Sin
Pena
Ni gloria
Un trago atrás del otro
Mientras la luz del día avanzaba por la ruta
Irreversible
A la par de los camiones
Como si fuera una tarde normal
Cuando ya los transportes regresaban tal vez y la luz
Decrecía
O terminaba.
El hecho es que era casi media noche
Cuando el vago se levantó
Una última vez,
No para tambalearse hasta el baño y encender la bombilla
Que colgaba sobre el espejo
Y quizás sostenerse allí
Pero sin atreverse a mirar aquello
Que nosotros nunca vimos
Y que llamaremos
Simplemente
Un rostro extraño,
Lo cierto es que el hombre se detuvo en el centro del
[local
Un largo rato
Muy largo
Aunque su cuerpo
No se detenía
Sacudido por leves convulsiones
Y podríamos decir que
Aunque no hubiera nadie tan perdido como él
Al fin
Algo había llamado su atención,
Y observaba,
Como a través de una densa niebla
Como si mirara desde una embarcación a punto de
[naufragar
Desde una embarcación precaria rodeada por la selva
En un río sudamericano.
Pero no nos alejemos
No tanto,
El vago miró insistentemente la máquina,
Como si quisiera pedir un último deseo
Aquella noche.
Entonces se acercó a la rockola
Lentamente,
Y otra vez permaneció quieto
Frente al desastre
Mientras su barco era llevado por la corriente
Y cuando parecía a punto de desistir
De volver
A donde quiera que existiese
El lugar
El agujero que lo había
Creado,
Empezó a pasar los discos
Delante de sus ojos,
Meditando
Sobre esos cd’s que Phil había traído y traía
Desde lugares distantes
O muy cercanos.
Luego todo es confuso,
Nos lo decimos una y otra vez,
El hombre comenzó a golpear la rockola
Con sus manos
Con su cabeza
Mientras la embarcación se volvía incontrolable
Y ahora la lluvia empapaba
Su rostro
Extraño,
Enloqueciéndolo.
Entonces Phil se acercó al tipo
(Phil amaba esa rockola)
Y dicen que sólo quería invitarle un trago
Aunque también dicen que Phil
Estaba dispuesto a todo,
Pero el hombre se había vuelto loco y no escuchaba a
[Phil
Sólo oía un enorme ruido de aguas
De aguas y de voces
Que susurraban en otro idioma americano
Que él ya no podía No intentaba
Comprender.
Y en aquel momento se lanzó sobre Phil
Empuñando un cuchillo
Que llevaba oculto entre la lluvia.
Después
No conocemos
No intuimos nada más
Nada,
Más que lo pusieron a rodar en un camión llevándoselo
[por rutas similares
Medio dormido
Medio muerto
Hacia otro pueblo
Al azar.
De Phil sabemos que estuvo en el hospital algunos meses,
Nada grave,
Luego
Con el tiempo
Mejoró.
Y aunque todos odiamos a aquel hombre
Desde siempre
Y en ocasiones nos parece Verlo Detenido en el centro de
[algún bar
Un cuerpo mojado
Unos ojos inquietos
Y hasta una boca con sus dientes
Pero sin rostro
-Sin un rostro-
Y aunque todos odiamos a ese tipo
Nunca dejamos de preguntarnos
Cómo se llamaba ese barco idiota
Cuál era esa canción
Cuál era
Ésa
Que él no quiso
O no pudo encontrar.


















ROCKABILLY


1. Una fotografía (encontrada en el bolsillo de Phil)

Un gesto del frío.
Ella se pasa la mano por una nuca rapada
Y sube el cuello de la campera
Antes de bajar.
La noche se ve imperfecta
A través de ciertos edificios.
Sale
Y observa hacia ambos lados
Como si no se atreviera a cruzar la calle
O esperase a alguien
La fotografía es poca cosa
Un fondo gris una silueta
Un resplandor de luz.
Para saber
Lo mejor es arriesgarse.
Verla imagen
La hace especial
Destaca sus detalles
Más eléctricos.
Es una polaroid envenenada
Flotando sobre el río
En Venezuela
O es apenas una posibilidad
Otra fotografía que nos inventamos.

Pero
Imaginemos,
¿Quién sacó esa foto?
Pareciera que
Nosotros mismos
La estamos construyendo.




2. Espantapájaros (rock-secreto)

“Un camino en la oscuridad, decíamos,
aunque alcanzábamos a comprender
que no sólo era un camino oscuro
sino que la oscuridad era el
viaje.”

Para ser sinceros
Todo empezó en aquella cabaña en Sauzalito.
¿Qué empezó?
No podría decirlo
Pero así fue.
Un sonido golpeó a mi puerta
Mientras preparaba el trago número mil
De una noche larga.
De modo que fui hasta la alacena
A buscar un filo
Por las dudas.

Aún no recuerdo quién tocó la puerta
Si fue alguien o sólo el viento
Bajo la luna
Llena
De Sauzalito.
¿Por qué Sauzalito?
No lo sé realmente
Quizás ocurrió como un nombre
Como suceden los nombres mientras se hace un viaje por
[Buenos Aires

Sin embargo sé que esa noche hablé con alguien.
Tal vez le hablé al coyote
Que merodeaba mi cabaña.
Tal vez hablé otra vez
Sin darme cuenta
Sobre cierta mujer
En Nueva York

Pensando inútilmente que
Si hablaba de ella para siempre
La podría olvidar.




3. Animal Ciego (visiones de la cafetería)


Su voz contaminándolo todo
Como un perfume
Aquí y ahora
Adelante de ella
Empiezan nuestros asesinos
Solíamos pensar
Cuando miraba esa imagen-pedazo-de-papel
Y me hacía preguntas mitológicas
O más que nada
Necesarias
Cuando casi todo había terminado
En tugurios
De la baja Sudamérica
¿Qué creemos recordar?

La verdad no sé si la chica de la foto existe. Supongo que
[sí.

Ahora imagino que Phil
Arma un cigarrillo
Lo enciende
Una brasa amarillenta
Quieta En el desfile de pueblos perdidos

Y espera
Mientras tanto un viento frío le sube por la espalda

Pero, ¿qué sucede?
Muchas cosas – Miles de Momentos
Superficies
Sombras de helicópteros
Camas de hospital Curadas por una guitarra-arpón
Monedas paraguayas
Charly Sheen, quien quiera que sea, deshaciéndose y
[volviéndose a juntar
“No puedo alcanzar la locura para tenerte cerca”
[dice Ella.
Locaciones inexactas
O teléfonos inalámbricos que fallan
Y el protagonista paranoico que no puede dejar de
[monitorear la escena
que le hace compañía.

Un explorador Conservando sus sospechas
Y una rockera favorita
-Todos tienen algo-
Historias
Como espejos
O autos hundidos
Y por eso También una motocicleta invisible
Conducida por todos
Que liquidará
Por error
Nuestra era silenciosa.

Aunque
Como dijo
Phil
Pase lo que pase
Nuestra enfermedad letal
Se termina de una vez en la frontera.

Más allá, claro, estamos nosotros.






“Y de vez en cuando
Pasaba por la cafetería de Phil
Y él me servía unos tragos.
Sólo era como un rockanrol.
Iba siempre para adelante.
Sin sutilezas.”



NOTICIAS PERDIDAS: 2DO. PARTE EXTRAVIADO EN SUBMARINOS


Mucho se dijo
De la primera carta de Phil
Que vino de improviso
Como una historia rumoreada
A través de periscopios que asoman en la realidad
Tan cerca que no nos vemos
Fumando como siempre en el ombú de la resistencia
A 2 cuadras y pico del cyber
Frente al garage
Con bolsas de basura colgadas bajo el agua
De un gran árbol podrido
En navidad.
Dicen que esa noche todos salimos de gira
Y hasta cucarachas y ratas nos siguieron por la vía
[interminable
Del Morón Estelar
Que sólo se enciende ciertas noches
Específicamente inciertas.
Mucho se dijo
Pero yo no escuché nada
-glú-glú-
Pasa un tren
Le dicen al hombre bestia.
Yo
A lo sumo leí
Alguna vez
Escrito en la cintura líquida de una enana
El mensaje cifrado
Del fin.
La contrapoesía

El contraespionaje poético
Esa noche
Nos persigue

Damos un par de vueltas
Nos autoperdemos.

Crecimos equivocados
Nunca estuvimos adelante.
Somos la retaguardia
De la
Poesía.

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